En una casa
donde eran los papas y sus cinco hijos. Cuatro de los hijos eran varones y una niña. Cuando la niña llamada María creció, ella y
su mamá tenían la obligación de hacer todas las tareas de la casa,
cuando su hermanos salían de paseo, ellas limpiaban los zapatos, la
ropa, le planchaban la ropa a sus hermanos. Cuando los chicos se
duchaban el cuarto de baño se quedaba patas arriba, el padre mandaba
a María a limpiar todo el cuarto de baño, porque ellos no cogían
el cepillo ni la fregona.
Decían que
las tareas de casa tenían que hacerlas las mujeres. La mamá la
comida, María quitaba la mesa y fregaba y los hombres de la casa
venga comer.
Cuando todos
salían a trabajar al campo las mujeres trabajaban igual que ellos
aunque el sueldo no era el mismo. Siempre los hombres ganaban más
que María y su mamá.
Al llegar a
casa, los hermanos y el papá de María estaban cansados, se duchaban
y al sofá a descansar. Mientras que María y mamá tenían que
seguir trabajando, hacían la cena, la lavadora, limpiaban...Pero un
día María se casó y se fue de casa y decidió que compartirían
los trabajos. Porque si eres mujer o si eres hombre todos tenemos los
mismos derechos. Tuvo tres hijos una niña y dos niños y decidió
criarlos iguales con sus mimos derechos y compartiendo las tareas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario