Érase una vez, un
señor viejo que era muy bueno. Estaba en la cama y de repente
escuchó voces y bajó a ver lo que era. Le preguntó el señor al
hombre que había allí, que estaba tumbado en ropas usadas le dijo
que si estaba bien, también le ofreció dormir en su casa que hacía
calor. El muchacho que había tumbado le dijo que si y se fueron
juntos los dos. El señor llevó al muchacho al hospital porque tenía
bronquitis.
El muchacho
tranquilo se fue a su casa y otra vez escuchó otra voz. El señor
andando cuando llevaba mucho tiempo andando y subió la montaña vio
a una mujer con su niño enfermo. El señor viejo le dijo que ánimo
que le dijera donde vivía un médico que iba a llamarlo.
El viejo hace todo
lo que tiene que hacer y vuelve a su habitación. La noche siguiente,
otra vez igual, se iba a acostar y otra vez escuchó una voz. Empezó
a andar, cruzó el mar y vio un país que estaba en guerra y una
familia desanimada porque no tenían casa, el viejo señor les ayuda
como siempre y vuelve a casa. Siempre hay una persona que llora en
África, Europa, Asia. Siempre hay una voz que llega al viejo señor.
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